Naird

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Iban de pueblo en pueblo dando cortas lecciones sobre muchos temas. Se mantenían aparte de los demás viajeros y tenían un aspecto misterioso con sus togas harapientas y sus extraños sombreros cuadrados. Utilizaban palabras largas, como «hierro ondulado» y llevaban una vida dura, ya que vivían de la comida que podían ganarse dando clases a cualquiera que quisiera escucharlos. Cuando no los escuchaba nadie, se alimentaban de erizos asados. Dormían bajo las estrellas: los profesores de matemáticas las contaban, los de astronomía las medían y los de literatura les daban nombres.
Los pequeños hombres libres (Discworld, #30)
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