Naird

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Bueno, ese tipo de maldiciones no son maldiciones propiamente dichas, sino más como «¡porras!», «¡repámpanos!», «¡jolines!», «¡joroba!»... ya sabes. Las maldiciones son más en plan: «Espero que te explote la nariz y las orejas te salgan volando». —Creo que las maldiciones de la abuela eran un poco más que eso —respondió Tiffany, muy segura—. Y hablaba con sus perros. —¿Y qué tipo de cosas les decía? —Bueno, cosas como «ven» o «aquí» y «así está bien». Siempre hacían lo que ella les decía. —Pero eso no son más que órdenes para perros ovejeros —replicó la señorita Lento, con aire desdeñoso—. No ...more
Los pequeños hombres libres (Discworld, #30)
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