Tiffany leyó el cartel y sonrió. —Ajá —dijo. No había dónde llamar, así que, en voz más alta, añadió—: toc, toc. —¿Quién es? —respondió una voz de mujer desde el interior. —Tiffany. —¿Tiffany qué? —Tiffany, la que no está intentando contar un chiste. —Ah. Suena prometedor, adelante.