¿Sabías que antes les prendían fuego? Tenga el sombrero que tenga, tú dirías que prueba que soy una bruja, ¿verdad? —Bueno, la rana que tiene sentada encima también da una pequeña pista. —En realidad soy un sapo —intervino la criatura, que había estado observando a Tiffany desde las flores de papel. —Eres muy amarillo para ser un sapo. —He estado un poco enfermo —dijo el sapo. —Y hablas. —Solo tienes mi palabra al respecto —respondió el sapo, desapareciendo de nuevo entre las flores—. No puedes demostrar nada.