No, es un mamíf... —dijo la boca de su hermana, antes de que pudiera detenerla. Los pictsies seguían mirándola—. Es que es bueno que lo sepa —murmuró, avergonzada—. Es un error que comete mucha gente... «Vas a ser igual que la señorita Lento —le dijeron sus Segundos Pensamientos—. ¿De verdad quieres eso?» —Sí —dijo una voz, y Tiffany se dio cuenta de que era la suya otra vez. Se alzó en ella una rabia gozosa—. ¡Sí! ¡Así soy yo! ¡Soy cautelosa y lógica, e investigo las cosas que no entiendo! ¡Cuando la gente habla mal, me pongo nerviosa!