Después quemaron la cabaña. No era lo normal, pero su padre había dicho a Tiffany que ningún otro pastor de la Caliza querría usarla. Trueno y Relámpago no acudieron cuando el padre de Tiffany los llamó, y él sabía que no debía enfadarse, así que los dejaron allí sentados, bastante satisfechos, junto a las brasas relucientes de la cabaña.