Todas las mañanas a las ocho y media tomo el tranvía en la Plaza Mayor. ¿Dónde están los jardines y el caballo de bronce con Felipe IV? Parece que un terremoto ha desgarrado el suelo, levantando la tierra y convirtiendo la plaza en un desmonte polvoriento y sucio. No llevo sombrero ni boina y voy vestida con la batita de percal que me hice en Segovia, y alpargatas. En una bolsa de hule llevo todo lo necesario para pasar el día en el hospital. Todo el mundo va mal vestido, tal vez por no desentonar con la suciedad de las calles, o porque nos hemos convertido en pobres gentes. No sé bien.

