Mis investigaciones en busca de las nenas no dan resultado. Hablo con el conserje del Albergue. Sí, se acuerda de Teresina. —Era una nenuca parlanchina y graciosa… y la otra ¡una rubita como una onza de oro! Deben de estar en Barcelona… Sabe usted –me dice en secreto–, creo que todos vamos a durar poco aquí… Se dice que el Gobierno se traslada a Barcelona… ¡Es claro! Todos los días bombardean Sagunto… y rara es la noche que no tenemos excursión por aquí… Lo mejor es irse cerca de la frontera por lo que pueda ocurrir…




