Palomaleca

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—¿Y no viste al amo? —Como verle sí que le vi… a la madrugá cuando le llevaron a la Fuencisla… —¿Pa qué? —Pues… Mía mujer, no te lo quería haber dicho, pero no hay más remedio… Le llevaron a él y a don Antolín… ¡La cabeza del amo asomaba por encima de toos! ¡Qué alto era! —¡Pero qué! —Pues na… que les afusilaron allí… contra los acantilaos… —¡Jesús! –Valeriana solloza ruidosamente… —Ya no sirve de ná llorar… Yo estaba escondío y lo vi too… El señor dijo «¡Viva la libertad!» y toos dispararon.
Celia en la revolución
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