y a correr otra vez al campo… y siempre oyendo los estampidos de las bombas… ¡que aquello era el fin del mundo! Hasta que en la oscuridad, tropezando y cayendo, llegamos a unas tierras labradas y allí nos tiramos sobre los surcos… ¿Y qué dirás que hicieron los bribones? Pues iluminarnos con sus reflectores y, cuando nos veían, bajar, poner de costado el avión y ametrallarnos con las ametralladoras… ¡Canallas!… Yo les insultaba… ¿Y sois vosotros los cristianos? ¿Y eso lo manda Dios?




