Los enfermeros… salgo a la galería, harta de tocar el timbre. —No se moleste –me dice una señora que está a la puerta del cuarto de al lado–, no se moleste, que no vendrán… Desde que echaron a las monjas esto va manga por hombro… ¡No diga que yo se lo he dicho! –dice bajando la voz–. Ellas ya se sabe que no tienen carrera, pero tenían práctica y llevaban esto y bien… ahora… ya ve usted… Al fin viene la enfermera que es una chica muy mona y muy pintada… parece de cine.




