Palomaleca

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—Casi todos los que vienen de Madrid están locos –dice la señora apaciblemente–. ¡Se pasa allí tanta hambre! Aquí no nos faltan ni el arroz ni las naranjas, ni el aceite… tomates y cebollas sólo en temporadas han faltado… Una prima mía ha llegado hace un mes y aún no se le ha quitado el tic nervioso… y usted ¡no se ofenda, señorita! pero usted habla sola… Ya se lo hemos notado mi hija y yo… No vaya a ofenderse por lo que le digo, porque ya sabemos lo que es la debilidad.
Celia en la revolución
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