Palomaleca

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—¡Ay, hija, en qué tiempos has llegado! ¡No hay manteca fresca, ni carne de lomo, y hasta creo que ya no hacen pasteles! Es terrible tener que sufrir estas privaciones a mi edad… Todo está desquiciado. Las gentes no tienen religión ni temor de Dios… Figúrate que ahora los lutos duran tres meses… Cuando yo era joven, el luto del padre duraba diez años… ¡Diez años con el manto hasta los pies y sin salir más que a misa! Luego sí, luego ya se podía una poner un cuellecito blanco, de esos tan monos de encaje que hacen tan bien, y unos puñitos… y así se iba aclarando el luto poco a poco…
Celia en la revolución
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