¡Qué calor! Es mediodía y el asfalto se hunde bajo los pies. Aquí vamos a esperar el tranvía de Goya. Valeriana vuelve a decir que ha pasado un huracán por la ciudad. La calle de Preciados está levantada y los raíles del tranvía al descubierto… la tierra cruje bajo los pies en las anchas aceras, y todo está sucio y empolvado… Sólo se ven obreros y mujeres con la cabeza al aire y tipo de artesanas. Las tiendas tienen los cierres a medio echar y todo es de un aspecto sucio y sórdido… —¡Qué Madrid de mis pecados! –dice Valeriana con desilusión… Hay muy pocos coches y los que pasan van
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