Ya nos hemos comido todos los burros de estos contornos, y cada vez que en la carnicería cuelgan el cartel «Mañana a las diez carne de burro con libreta de racionamiento», Guadalupe sube a decirme transfigurada: —Señorita… ¡mañana haremos un buen guiso! Lástima no tener aceite… Suele estar muy dura la carne a pesar de cocer toda la noche en el hornillo eléctrico, con lo que se extiende por la casa una fragancia a cuadra de pueblo… El caldo es repugnante.




