Juan Fernando Zuluaga

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La muchacha sangra, le ha venido el período. No puede ocultarlo, no tiene intimidad, no dispone ni de un pequeño matorral para esconderse. Está disgustada y los hombres también. Es lo mismo de siempre: el flujo femenino trae mala suerte, es malo para la cosecha, malo para la caza, malo para los caballos. Están de mal humor: no quieren que se acerque a los caballos, lo que no es posible, no quieren que toque la comida. Llena de vergüenza, pasa el día sola y no nos acompaña en la cena.
Esperando a los bárbaros
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