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Me desilusionó saberme nutrido por mercenarios.
Padres fantasmas que de pronto se quebraban en sollozos a la mitad de la cena. Padres fantasmas a quienes descubría en las madrugadas mirando el lugar vacante donde mi hermano acostumbraba sentarse a la mesa. Padres fantasmas.
Mi abuela murió frente al televisor, mirando uno de sus programas de concurso. Débil, anoréxica, cerró los ojos y expiró sin un quejido. Mi padre, sentado en la mesa del comedor leyendo por enésima vez en la caja las virtudes nutricionales de un cereal,
Por alguna retorcida causa su himen se había mantenido intacto. ¿Quién puede amar a una mujer que ha sido desdeñada por otros?
No crecí católico ni bajo ninguna religión. Ni en mi casa ni en las escuelas a las que asistí se mencionó jamás la palabra dios o pecado o penitencia. Mi padre ateo y mi madre cada vez más alejada del catolicismo me enseñaron que los verdaderos pecados eran la injusticia social y la pobreza, no la sexualidad.
Es el instinto de conservación el que prevalece, no la tendencia a la muerte. De ahí el terror en su forma más pura: el miedo a morir.
la vida es esa línea de luz suspendida entre la nada y la nada saltamos de la oscuridad a la oscuridad la piedra quiere eternamente ser piedra y el tigre un tigre queremos ser luz perpetua pero nos extinguimos un tigre quiere eternamente ser piedra y la piedra un tigre en realidad somos eternamente piedras
“El enemigo más difícil de vencer es aquel que miras todos los días frente al espejo.”
“Nuestras grandes derrotas y nuestras grandes victorias son secretas. Solo nosotros sabemos cuando en verdad ganamos o perdemos.”
Estoy, y estaré siempre, del lado de los Capablanca.