Una vez se forma el átomo de antihidrógeno queda un reto más, que no se nos escape. Las partículas cargadas son fáciles de manipular, obedecen fuertemente a campos eléctricos y magnéticos. Pero cuando la materia es neutra… ya no hay quien los detenga. La parejita, el positrón y el antiprotón, como tontos enamorados, no hacen caso a nadie.

