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—Tu problema es que no sabes perdonar. —Más problema es para mí que no se me respete.
pedir perdón exige más valentía que disparar un arma, que accionar una bomba. Eso lo hace cualquiera. Basta con ser joven, crédulo y tener la sangre caliente. Y no es sólo que se necesiten un par de huevos para reparar sinceramente, aunque no sea más que de palabra, las atrocidades cometidas.
PRONTO SE DIRÁ DE VOSOTROS, LO QUE SUELE AHORA DECIRSE DE NOSOTROS: ¡¡MURIERON!! Macabro y trivial. Y cómo se resiste la gente a devolverle al planeta los átomos prestados. De hecho, lo raro y excepcional es estar vivo.
En política, como en todo, lo contrario de un golpe con el puño derecho no es un golpe con el puño izquierdo, sino un abrazo.
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