Miró sus ojos, tensa, desafiante, en espera de que comenzara la película de sus recuerdos, el relato de su vida rota en escenas. Sí, rota, rota en trozos de cristal a la manera de una botella que se le hubiera caído al suelo. Y en cada añico, un recuerdo, un episodio, las sombras y figuras dispersas del ayer.