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Así que me quedo aquí y haz el favor de no juzgar mis sentimientos. Estoy tan destrozada como tú. Deja, por lo que más quieras, que yo elija mi propia forma de duelo.
Y también le dijo que al entrar en el portal se fijara en los buzones. Concho, pues porque la miseria suele descuidarlos, mientras que la gente de bien procura mantenerlos limpios y arreglados, y a ella, según dijo, le basta ver los buzones para hacerse una idea de la clase de vecinos que vive en una casa.
todos los buenos recuerdos se le representaron de golpe como las hojas de ciertos árboles. ¿De cuáles? Qué más da. Como esas hojas con el anverso de un color y el reverso de otro, aquel de un verde brillante, grato a la vista, este de un verde más pálido que era el verde de la culpa y los remordimientos.
De la cárcel se sale alguna vez. De la tumba no se sale nunca.
Cuidado, Nereíta, que la felicidad engorda.
Se reserva el cariño para la bici, el porrón del bar y la huerta.