cuando ella empezó a torturarte, se me rompió algo por dentro, algo que no conseguía explicar; verte gritar y sangrar me destruía. Me quebró… Creo que ahí me quebré por fin. Y cuando levanté el cuchillo para matarla, supe que…, supe claramente lo que eras. Supe que eras mi pareja y que estabas enamorada de otro macho y te habías destruido para salvarlo a él y que…, que a mí no me importaba. Si ibas a morir, yo moriría contigo. No podía dejar de pensarlo mientras tú gritabas y yo trataba de matarla: eras mi pareja, mi pareja, mi pareja. Unida a mí por el lazo de apareamiento.

