Puedes ser un peón en un juego de ajedrez, ser la recompensa de alguien y pasar el resto de tu vida inmortal inclinándote y fingiendo que eres menos que él, que Ianthe, que cualquiera de nosotros. Si quieres elegir ese camino, de acuerdo. Una vergüenza, pero la elección es tuya. —La sombra de las alas volvió a ondear. —Pero yo te conozco, más de lo que crees, supongo, y no me creo ni por un minuto que quieras ser un trofeo bonito para alguien que se sentó sobre su propio culo y no hizo nada durante casi cincuenta años y después se sentó sobre su culo y no hizo nada mientras te partían en
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