Estefanía Moreno

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Yo me di vuelta hacia mi plato pero descubrí que los ojos de Rhysand estaban fijos en mí. La cara de él estaba más suave, más contemplativa de lo que yo la hubiera visto nunca; la boca, levemente abierta.
Una corte de niebla y furia (Una corte de rosas y espinas, #2)
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