Se inclinó hacia mí, me pasó la boca por la mejilla caliente. Yo cerré los ojos frente al susurro de un beso, frente al hambre que me saqueaba, que, si por mí fuera, podría saquear Prythian. Y alrededor de mí, como si el mundo mismo estuviera cayendo, seguía la lluvia de estrellas.

