Yo me reí y el sonido me raspó la garganta. No era una queja ni un resoplido: era una risa quebrada. Y me reí una vez más y otra mientras él bajaba las manos que se había llevado a los ojos. Tenía manchado todo el costado izquierdo de la cara. Pintura de guerra del cielo, eso parecía. Y entonces entendí por qué él no quería que yo me sacara la pintura. Rhys se miraba las manos cubiertas de ese polvo y yo di un paso hacia él y miré la forma en que brillaba y refulgía ese polvo. Él se quedó quieto como la muerte cuando yo le tomé una de las manos y le tracé la forma de una estrella sobre la
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