—¿Qué quiero? Primero que nada, quiero que digas gracias. Después quiero que te saques ese vestido espantoso. Tienes el aspecto de… —La boca se cortó en una línea cruel. —Tienes exactamente el aspecto que él y esa sacerdotisa quieren que tengas: el de una damisela frágil con ojos de gama.

