Se me calentaron las mejillas…, vergüenza. ¿Vergüenza por qué? ¿Porque en ese momento yo tenía ganas de estrangularla sin ninguna razón? Rhysand se burlaba de mí y me provocaba…, nunca, nunca me seducía con esas miradas largas, intensas, esas sonrisas leves que eran pura arrogancia ilyria.

