—Creo que me enamoré de ti —murmuró Rhys pasándome un dedo por el brazo— en el momento en que me di cuenta de que estabas partiendo esos huesos para hacer una trampa para el Gusano Middengard. O tal vez cuando me rechazaste por burlarme de ti. Me recordaste tanto a Cassian. Por primera vez en décadas, tuve ganas de reírme; de reírme, nada menos.

