La pregunta de sus ojos (Spanish Edition)

by Eduardo Sacheri

su hábito de mirarse en los espejos no tiene nada que ver ni con quererse ni con gustarse. Siempre ha sido ni más ni menos que otro intento de aprender a saber quién carajos es él mismo.

Gira en redondo. No va. Definitivamente no va. Tal vez si se apresura puede alcanzar a la doctora

Una lástima. Que lo que quede de diez años de matrimonio sea sobre todo el inventario vergonzoso del daño que nos hicimos.

Carece de interés. Insustancial.

Liliana decía que un hombre que es capaz, por el amor de una mujer, de cambiar su forma de ser, es un hombre que merece ser correspondido.

seguía puteando entre dientes por no haber tenido la módica disciplina, la minúscula entereza, la modesta fuerza de voluntad que habría necesitado para recibirme de abogado.

Que es de baja estatura

tenía suficiente experiencia en la Justicia como para advertir que las heridas verbales son difíciles de sanar.

nadie es capaz de leer, en la borra del presente, las señales de sus futuras tragedias.

al “mí mismo” que habría sido si, exhausto, me hubiese cansado de aparentar la seguridad y la fortaleza que me calzaba todas las mañanas, al instante siguiente de despertar, como si fuese un traje o, peor aún, un disfraz.

un jefe debe mantener siempre claras las jerarquías con los subordinados.

cuando no se pueden decir las cosas, las miradas se cargan de palabras.

los estúpidos se conservan mejor físicamente porque no los corroe la ansiedad existencial a la que se ve sometida la gente más o menos lúcida.

era jueves, su día de tenis a las seis, y desde las tres comenzaba a acometerlo una impaciencia caprichosa ante cualquier eventualidad que pudiese distraerlo de tan alto destino.

“Todos somos cobardes”, pensé, “solo es cuestión de que nos atemoricen lo suficiente”. A

Es como si las mujeres estuviesen condenadas a comprender mejor el mundo y sus peligros.

Los recuerdos nunca vuelven solos. Siempre retornan en grupo.

Chaparro se pregunta si las vidas de los seres humanos, una vez extinguidas, no se prolongan en la vida de los otros, los que aún viven y los recuerdan.