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Kindle Notes & Highlights
hediondo,
ensimismamiento,
osamenta,
inefable.
venias,
aquiescencia.
Quiero aprender de mí mismo, ser mi propio discípulo, conocerme y penetrar en ese enigma llamado Siddhartha.»
si arrojas una piedra al agua, se precipitará hasta el fondo por el camino más rápido. Lo mismo le ocurre a Siddhartha cuando se propone alcanzar una meta: Siddhartha no hace nada: espera, medita, ayuna, pero atraviesa las cosas del mundo como la piedra el agua, sin hacer nada, sin moverse, dejándose atraer, dejándose caer. Su propia meta lo atrae, pues él no deja penetrar en su alma nada que pueda apartarlo del objetivo propuesto.
Cualquiera puede ejercer la magia y alcanzar sus objetivos si sabe pensar, esperar y ayunar.
«Bueno es escribir; pensar es mejor. Buena es la inteligencia; la paciencia es mejor.»
Y en tu interior hay una placidez y un lugar en el que puedes refugiarte a cualquier hora y sentirte a gusto, como yo también puedo hacerlo.
solícito.
estentóreamente
desidia
Fútil
ufanado
ascetismo,
Lo primero que aprendió fue a escuchar, a prestar oído con el corazón en calma, con el ánimo abierto y expectante, sin apasionamiento, sin deseos, juicios ni opiniones.
hastío
Cuando alguien busca —dijo Siddhartha—, suele ocurrir que sus ojos solo ven aquello que anda buscando, y ya no logra encontrar nada ni se vuelve receptivo a nada porque solo piensa en lo que busca, porque tiene un objetivo y se halla poseído por él. Buscar significa tener un objetivo. Pero encontrar significa ser libre, estar abierto, carecer de objetivos. Tú, honorable, quizá seas de verdad un buscador, pues al perseguir tu objetivo no ves muchas cosas que tienes a la vista.
la sabiduría no es comunicable. La sabiduría que un sabio intenta comunicar a otros suena siempre a locura.
El saber puede comunicarse, pero la sabiduría no. Es posible encontrarla, vivirla, dejarse llevar por ella y hasta hacer milagros con ella, pero comunicarla y enseñarla es imposible.
concupiscencia,
Govinda, me parece la cosa más importante que existe. Analizar el mundo, explicarlo o despreciarlo acaso sea la tarea principal de los grandes filósofos. Yo, en cambio, lo único que persigo es poder amar al mundo, no despreciarlo, no odiarlo a él ni odiarme a mí mismo, poder contemplarlo (y con él a mí mismo y a todos los seres) con amor, admiración y respeto.
No en su palabra ni en su pensamiento veo su grandeza, sino en sus obras, en su vida.








































