Es verdad que en el mismo momento en que me asalta este extraño impedimento sé también que tal penitencia es necia e inútil. Sé que es absurdo renunciar a un placer porque se le niega a otra persona, prohibirse una alegría porque alguien es infeliz. Sé que a cada instante, mientras reímos y bromeamos tontamente, en alguna parte alguien agoniza y muere entre estertores en la cama, que detrás de mil ventanas acechan la miseria y el hambre, que hay hospitales, canteras y minas de carbón, que en fábricas, oficinas y prisiones innumerables personas están sometidas en todo momento a un trabajo de
...more