Pero así como las flores de invernadero crecen más exuberantes y tropicales, también en la oscuridad surgen con más ímpetu las obsesiones. Brotan de modo caótico y fantástico en suelo pantanoso para convertirse en chirriantes lianas que nos quitan el aliento, y con la velocidad de los sueños se forman y se persiguen en el cerebro las más absurdas imágenes del miedo. ¡Ridiculizado para toda la vida, pensé, expulsado de la sociedad, escarnecido por los compañeros, comidilla de toda la ciudad!