Pero entre una mujer que ha revelado una vez su afecto por un hombre y ese hombre circula un aire de fuego, lleno de misterio y de peligro. Los enamorados poseen una inquietante clarividencia para la verdadera dicha del amado, y puesto que el amor, conforme a su esencia más íntima, aspira siempre a lo infinito, todo lo limitado le resulta odioso e insoportable. En toda inhibición y en toda represión del otro sospecha una resistencia y en toda falta de correspondencia ve, con razón, una defensa oculta.