Pensaba en el bar cuando estaba en Buenos Aires, y se veía con Blanca después de salir del cine, tomando café con ginebra y hablando con el mozo que tenía la pierna chueca, pero ahora que estaba aquí nadie lo conocía. También el bar era un lugar vacío, como si sólo existiera en la memoria. El mundo exterior existe si podemos recordarlo, pensó de golpe sin entender muy bien lo que quería decir. Las evidencias son la única verdad. Había tratado de explicar que la mujer del Fiat 600 le había sonreído y le había pedido por favor que la dejara cruzar porque si no iba a tener que desviarse como cien
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