Juan  Galindo Mantilla

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El sueño lo perturbó, y al levantarse de la cama quiso saber de su hija. Tengo que llamarla, pensó. Era supersticioso y veía señales en todos lados. Sabía que el azar puede cambiar la vida en un instante. Ese sueño quería decir que su hija estaba en peligro. El Chino se acercó medio dormido al botiquín y buscó una anfetamina. Abrió el frasco, hizo correr la píldora hacia la palma de la mano y la tomó en seco. En dos minutos, cuando la droga empezara a actuar, sería otro, más lúcido, más rápido. Se le borrarían los malos augurios, los pensamientos mismos se borrarían. Primero hay que saber ...more
La invasión
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