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La conciencia es la herramienta que Dios el Espíritu Santo usa para inculparnos, llevarnos al arrepentimiento, y recibir la sanidad del perdón que fluye del evangelio.
Pero el poder del pecado puede corroer la conciencia al punto de convertirla en una voz ahogada en los rincones más profundos de tu alma.
Debemos volver al primer principio. Para el cristiano, la conciencia no es la autoridad última en la vida. Estamos llamados a tener la mente de Cristo, a conocer lo bueno, y tener la mente y el corazón entrenados por la verdad de Dios, de manera que cuando llegue el momento de la presión, seamos capaces de permanecer en pie con integridad.
Las leyes que Dios dio en la creación siguen siendo vinculantes para todos los hombres. No importa si son religiosos, miembros de la casa de Israel, o miembros de una iglesia local.
La santidad del matrimonio es concedida por Dios en la creación.
Por lo tanto, los cristianos están llamados a ser voces a favor de mantener y preservar la santidad de la vida, la santidad del matrimonio, la santidad del trabajo, y sí, incluso la santidad del día de reposo. Estas son leyes que aplican a todos los hombres en cada época, lugar y cultura.
lo piensas bien, te das cuenta de que los asuntos morales están en
Recordemos que toda ley verdadera y justa tiene su fundamento último en el carácter de Dios y su ser eterno.
Esta, a su vez, refleja la ley eterna, de manera que una ley se considera buena o justa si en última instancia se corresponde con las normas de justicia de Dios.
Ahora el estándar para una ley no es la verdad eterna, ni un principio eterno, ni el carácter de Dios, sino los deseos y aspiraciones de la mayoría más poderosa o con mayor voz.
A fin de cuentas, lo que la cultura haga o deje de hacer no debe afectar mi responsabilidad con Dios. Estamos llamados a ser gente de principios. La Reforma comienza cuando comenzamos a vivir por principios y no por conveniencia.
No basta con
conocer lo bueno si nos falta el valor moral para hacer lo correcto.
No hay amor, ni gozo, ni vida, ni pasión.
¿Es más fácil amar a los enemigos, o no fumar, ni beber, ni bailar? En cierto sentido, estas últimas son cosas menores. La Biblia dice que el reino de Dios no consiste en comer y beber. Sí, es pecado ser glotón o emborracharse, pero los asuntos por los que Dios nos ha llamado a estar apasionadamente preocupados son mucho más significativos.
Legalmente, la residencia estaba donde se guardaban las posesiones personales. En consecuencia, si los fariseos querían hacer un viaje de seis kilómetros en el día de reposo, durante la semana le pedían a un mercader itinerante que llevara algunos de sus cepillos dentales y los ubicara bajo una roca en tramos de un kilómetro y medio a lo largo del camino. Al poner ese cepillo dental bajo la roca, el fariseo técnicamente establecía allí su residencia
Hay ocasiones en las que se nos deberían exigir razones concienzudas para querer hacer cualquier cosa que queramos hacer.
Debemos tener cuidado con este tipo de espiritualismo que confunde nuestros deseos con la dirección del Señor.
Jesús dijo que si uno tiene lujuria, no ha cumplido con toda la medida de la ley.
Cuando peco, elijo mi voluntad sobre la voluntad del Dios Todopoderoso. Por consiguiente, en esencia estoy diciendo que soy más inteligente, sabio, justo, y poderoso que Dios mismo.