Los gerentes pueden alentar la autonomía permitiendo a las personas tomar decisiones sobre su trabajo. Y pueden cerciorarse de que sus empleados estén al tanto de todo lo que ocurre, porque, como dicen aquellas investigadoras, “trabajar en un vacío de información es tedioso y poco inspirador”. Los gerentes también deberían tener cero tolerancia a la descortesía y no permitir nunca que un empleado contamine la cultura corporativa con abusos o faltas de respeto. Por último, deben dar realimentación rápida y directa.