Formaron un comité constitucional que decidió usar Scrum. El comité se reunía cada semana, decidía acerca de una sección del documento y la daba a conocer públicamente cada jueves. Después reunía comentarios de la gente por medio de Facebook y Twitter. En unos meses tenía un nuevo documento con el apoyo abrumador de la sociedad islandesa. Era una nueva expresión de cómo ésta se veía a sí misma.