Esto no lo logra inscribiéndonos en un programa, ni tampoco acorralándonos de repente. Tampoco lo hace de un solo golpe, ni diciéndonos de una manera impersonal e insensible que nos reformemos, que anidemos mejores pensamientos, que optemos por mejores conductas, que canalicemos mejores emociones, que accedamos a los mejores ángulos de nuestra naturaleza. Tan solo lo hace con un acto de Su amante voluntad, introduciéndonos en la relación que necesitamos con Él.

