La razón por la que estudiamos Su Palabra, por la que atacamos nuestro pecado, por la que compartimos con generosidad nuestros recursos y por la que servimos a las personas que nos rodean no es para persuadirlo de que nos ame. Lo hacemos porque Él ya nos ama… y porque Él desea que ahondemos todavía más en el tesoro de Su bendición, en el gozo,

