No digo ni por un minuto que temores como los míos o como los tuyos no estén basados en la realidad. A veces sí lo están. Este cáncer me puede matar, yo lo sé. Y hay momentos en los que me aterra, días cuando preferiría no estar escribiendo sobre la ansiedad, sino regodeándome entre la autocompasión y la vil desesperación, entregado por completo al pánico.

