La segunda razón es que, para empezar, muchas personas no saben cómo fijarse metas. Y lo peor es que piensan que ya tienen metas cuando lo que realmente tienen es una serie de deseos o sueños, como «Ser feliz», «Hacer mucho dinero» o «Tener una vida familiar agradable». Pero estas no son, en absoluto, metas. Son meras fantasías, comunes a todo el mundo. En cambio, una meta es absolutamente diferente de un deseo. Es algo claro, escrito y específico. Se puede describir con rapidez y facilidad a otra persona. Se puede medir y se sabe cuándo se ha alcanzado y cuándo no se ha alcanzado.

