Toda culpa que no se base en la Palabra de Dios es falsa. Por ejemplo, muchos sobrevivientes víctimas de abuso en la niñez se sienten culpables de esto, echándose la culpa de que ocurriera. Dios dice que no tenemos la responsabilidad de los pecados de otra persona; nuestra responsabilidad está en los pecados propios. La culpa que se refiere al abuso es falsa.

