Si tuviese que establecer con certeza la razón número uno por la que la mayoría de la gente no alcanza su pleno potencial económico, sería ésta: la mayoría de las personas son malas «receptoras». Puede que sean o no sean buenas dando, pero lo que está claro es que son malas recibiendo. Y, como tienen un pobre nivel de recepción, ¡no reciben!