Al respirar más despacio la corteza prefrontal se activa y la variabilidad del ritmo cardíaco sube, ayudando a que el cerebro y el cuerpo abandonen el estado de estrés para entrar en el de autocontrol. Después de practicar esta técnica durante varios minutos te sentirás tranquilo, con la situación bajo control y capaz de enfrentarte a cualquier deseo o reto.[3]