Este simple acto de mantenerte quieto es en parte lo que hace que la meditación sea tan buena para incrementar la fuerza de voluntad. Estás aprendiendo a no seguir automáticamente cualquier impulso del cerebro y el cuerpo. 2. Concéntrate en la respiración Cierra los ojos o, si te preocupa quedarte dormido, dirige la mirada hacia un punto (como una pared vacía y no el canal de compras de la tele). Empieza a advertir tu respiración. En silencio, di mentalmente «inspira» mientras entras aire, y «espira» al sacar el aire. Cuando descubras a tu mente vagando (y lo hará), concéntrate de nuevo en
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