intensidad, pero al final se rompería y disolvería. Los fumadores debían visualizarse cabalgando la ola, en vez de luchar contra el deseo apremiante o de ceder a él. A continuación Bowen les pedía que aplicaran la técnica de surfear los deseos apremiantes durante la inducción del deseo. Al cabo de una hora y media, tras pasar esta minuciosa prueba, Bowen