que le siguen. En cuanto entramos en este ciclo, sentimos que lo único que podemos hacer es seguir atrapados en él. Esta actitud nos lleva a más traspiés y sufrimiento mientras nos reprendemos (de nuevo) por sucumbir a la tentación (de nuevo). Pero aquello a lo que recurrimos para sentirnos mejor no puede poner fin al ciclo, porque sólo genera más sentimientos de culpa.