les provocaba en el cuerpo? ¿Sentían náuseas o les rugían las tripas? ¿Sentían tensión en los pulmones o en la garganta? Bowen les explicó que los deseos siempre acaban desapareciendo, cedamos o no a ellos. Cuando los fumadores sentían el imperioso deseo de fumar, debían imaginarse ese deseo como una ola en el mar. Iría aumentando de